EL ORIGEN DE NUESTRAS LIMITACIONES
¿Te has preguntado alguna vez por qué te encuentras en este punto de tu vida? Un trabajo poco satisfactorio, una relación que ya no suma, un físico con el que no estamos satisfechos, pensamientos o emociones que nos desequilibran. Si la respuesta es no, no te preocupes, es normal, pues muchas de nuestras situaciones las hemos normalizado tanto, que ni siquiera somos conscientes de que no es lo que verdaderamente deseamos.
La realidad que cada uno vivimos no es de una forma determinada por casualidad, sino que tiene su origen en los primeros años de vida. Las herencias familiares, la educación, la cultura, las influencias sociales y las experiencias han ido tejiendo nuestras creencias, y estas a su vez, han creado la situación actual. Una frase que se repitió a lo largo del tiempo en el seno familiar, un gesto que nos dolió, una circunstancia que nos marcó o aquello que vimos u oímos de niños y que, por algún motivo, nos creó frustración.
Después de acabar primaria, con tan solo 13 años, decidí no continuar estudiando, pensé que sería más productivo ponerme a trabajar directamente. No fue una decisión tomada porque verdaderamente lo deseara, sino a causa de las circunstancias familiares que me rodeaban. La angustia, el malestar y las discusiones eran frecuentes en casa, debido a que se hacía difícil pasar el mes con el sueldo que mi padre ganaba en la fábrica. Otras influencias se sumaron a esta, aparentemente menos importantes, pero lo suficiente como para que la broma de algunos amigos llamándome empollona por haber estudiado, dejara su huella.
(Episodios que son detallados más extensamente en mi libro, «El silencio, camino a la sabiduría»)
A lo largo de nuestra experiencia, son muchos los retos que debemos afrontar, muchas las vivencias que nos afectan, y la mayoría de estas, quedan grabadas inevitablemente en la memoria. Puesto que la percepción que tenemos del mundo y de nosotros mismos, procede de todo este conocimiento adquirido, cada decisión, cada elección se verá condicionada por lo que un día sucedió.
Sin embargo, nada permanece en el tiempo, todo está en continuo cambio y evolución, y por lo tanto, pensar que lo que un día aprendimos, lo que fuimos en un determinado momento es lo que somos en el presente, no tiene sentido. Una vez que entendemos este hecho, podemos empezar a preguntarnos, por qué ciertos patrones de comportamiento se repiten una y otra vez en nuestra vida, sin ser lo que verdaderamente deseamos. Ser valientes y reconocer el hecho que limitó nuestro caminar, será el primer paso para sanar, después, nuevas posibilidades se abrirán frente a nosotros para crear otra realidad. No obstante, depende de cada cual el camino que quiera tomar.
«Somos mucho más que nuestra experiencia, más que la herencia, más incluso que nuestras creencias»