El silencio

«EL SILENCIO»


Cuando hablamos del silencio, lo relacionamos automáticamente con la detención del ruido externo, sin embargo, aunque esto último es perfecto para conseguir una buena relajación, el verdadero silencio es aquel que hallamos en nuestro interior.

La rutina diaria nos mantiene en una constante actividad, tanto física como mental, hasta que llega el momento de disfrutar del tan merecido descanso, el sueño de la noche. Sin embargo, tan solo se detiene la actividad física pues la mental continúa, incluso después de haber ido a dormir, sobre todo si hemos tenido un día agitado o nos ronda alguna preocupación.

«A través del silencio interior se adquiere más conocimiento de uno mismo, llegando a ser maestros de nuestros pensamientos y emociones, y no marionetas del ego»


Rosana Navarro

 

Sin ninguna duda, el ruido más escandaloso es el de nuestros propios pensamientos, como también el más agotador, pues son estos los que verdaderamente nos roban la armonía, y no lo que ocurra a nuestro alrededor. Saltan de uno a otro, en un espacio minúsculo de tiempo,  y no somos siquiera conscientes de ello, pues vivimos inmersos en nuestros pensamientos, unas veces en el pasado aunque se trate de ayer o hace un rato, y otras en el futuro debido al temor por lo que pueda pasar,  por esos sueños que nos gustaría alcanzar, o simplemente porque estamos pensando qué hacer de cenar. También están esos pensamientos que analizan, critican o sencillamente comentan respecto de una persona, situación o de nosotros mismos. La cuestión es que el murmullo mental es constante, unas veces de forma importante si necesitamos organizarnos, estudiar, realizar algún proyecto o cualquier otra cosa para la que sí tengamos que pensar con propiedad, y el resto del tiempo lo pasamos sencillamente deambulando en nuestra mente. Así transitamos inmersos en el sueño de los pensamientos, compuestos estos por imágenes, datos y recuerdos que a lo largo de nuestras vivencias hemos ido almacenando, pero ausentes del único lugar donde todo se puede realizar, «el PRESENTE».

«El silencio habla, cuando dejas espacio para que se pueda expresar»

Rosana Navarro

La cuestión es que mientras que la intensidad de los pensamientos no disminuya, es decir, mientras sigamos identificándonos con estos, no quedará espacio para que nuestra verdadera naturaleza se pueda expresar.  El silencio es la abertura hacia la realidad de lo que somos y es, siendo la vía que nos lleva a la creatividad, como también el principio de manifestación de la paz interior. Para llegar a él, debemos darle un espacio cada día deteniendo toda la actividad, por lo que necesitaremos una práctica que nos ayude a entrar, y puesto que cada ser es único y nuestras necesidades también lo son, no existe una misma forma de hacerlo para todos, como tampoco los resultados que se puedan obtener, pues no son estos el objetivo, sino desprenderse de todo y entrar en el vacío del silencio interior. La meditación es una vía, pero también lo es un paseo por la naturaleza, como también los ejercicios de respiración consciente o sencillamente sentarse en una silla y observar todo lo que a nuestro alrededor se mueve, sin reaccionar ni analizar, tan solo siendo el todo, como una parte más.  

Con la práctica del silencio interior, se crea una apertura a través de la cual empiezan a aflorar aspectos desconocidos de nosotros mismos, sin embargo, lo más hermoso es ver cómo crece la sensibilidad y la sabiduría, si bien estas ya existen en nuestro interior, no son visibles para los ojos que siempre miran a través de la acción.

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